Si preguntamos en Alicante quien era Caruso, estoy seguro que poca gente diría que era un tenor italiano que vivió en los años 20. Casi toda la gente (por no decir toda) diría que era un “loco” que deambulaba por las calles de nuestra ciudad cantando a cambio de unas monedas o una copa. Mucho más allá del personaje estaba la persona.
¿Cómo se llamaba Caruso en realidad?
Caruso se llamaba en realidad Esteban Pérez Salgado y nació en el barrio de las Carolinas en 1930.
Las crónicas y las leyendas urbanas, sitúan el comienzo del Caruso cantante, en una tarde en la que se celebraba la festividad del cuerpo de ingenieros mientras prestaba el servicio militar. En un arrebato y ante la “alegría” que llevaban en el cuerpo él y sus compañeros, sintió el arrebato de subir al escenario. Ante tal voz desgarrada y poco afinada, sus compañeros en tono jocoso empezaron a gritar – “mira, igualito que el mismo Enrico Caruso”. Desde entonces, el mismo, debido a su mote en el cuartel, decidió que le llamasen así, ya que él mismo se sintió cantante.
A que se dedicaba
De profesión albañil, el bueno de Esteban acabó casado con “Marieta”, la que fue su esposa hasta que falleció en 1990.
¿Qué hacia tan especial a nuestro Caruso?
En su vuelta a Alicante, después de cumplir aquel interminable servicio militar y ataviado normalmente con un traje a cuadros, una enorme pajarita, un sombrero y el pecho lleno de medallas, (que según cuentan las leyendas, eran de los propios alicantinos que se las regalaban de esas que todos tenemos en los cajones de algún campeonato escolar o similar) Caruso andaba paseando por toda la ciudad, buscando inconscientemente a algún grupo de amigos a los que “deleitar” a cambio de unas monedas, reconocimiento, ¿y por qué no?… alguna copilla con la que aclarar su voz.
Normalmente, el tema que más le pedía su público era la canción del mexicano Agustín Lara “Granada”. La cual el artista no dudaba en cantar una y otra vez en cada “paraeta” que iba haciendo por nuestras calles desde su barrio de Carolinas hasta la Explanada.
A Caruso no le importaba que se riesen de él, ya que para el artista siempre eran mas importante los aplausos y seguro que pensaba
“tú ríete, que las monedas me las llevo yo”.
El final… o el inicio de la leyenda de Caruso
Por desgracia, un cáncer se llevó a este artista en 1993, y según cuenta la leyenda, a veces, cuando sopla la brisa de levante desde la explanada hasta las lomas del Benacantil, se puede oír el susurro de Caruso cantando unos acordes de “Granada” entre las palmeras, incluso hay gente que asegura que han visto su espíritu paseando por la explanada y el paseo de Canalejas.
Que recuerdos de pequeño por la calle Velázquez y verlo cantando.
Me ha encantado